Jesús Ortega es el menor de ocho hermanos, hijos de doña Celedonia Escobar y don Roberto Ortega, fundadores de La Gran Parada, lugar donde se preparan y comercializan las almojábanas campechanas.
La Gran Parada es una empresa familiar ubicada sobre la vía La Cordialidad,
corregimiento de Campeche, municipio de Baranoa, en el departamento del Atlántico. Este emprendimiento nació por una receta ancestral y hoy, después de más de 50 años de historia, sigue descrestando el paladar de los habitantes y turistas. El equipo social de Autopistas del Caribe visitó a Jesús con el fin de conocer el proceso de preparación y la historia de su madre, quien se volvió famosa por preparar estas deliciosas almojábanas. La marca “Doña Cele”, como era conocida esta mujer nacida hace 90 años, se convirtió en un referente de la región. Tras estas deliciosas almojábanas yace una historia que ronda la tristeza, el esfuerzo y sin duda alguna, el amor, que para doña Cele es el gran secreto del éxito de este panecillo. La infancia de su esposo, don Roberto, estuvo marcada por el dolor del abandono y la crianza en el duro trabajo del campo bajo el sol inclemente de la Costa Caribe. A los 17 años doña Cele conoció a don Roberto. Estando juntos, con un préstamo bancario de
catorce mil pesos y la receta de doña Celedonia Boyano, crearon La Gran Parada, empresa que hoy en día es el sustento de más de 80 familias. La historia de esta receta ha pasado de generación en generación. A la madre de doña Cele le contaron la historia de un panecillo hecho en Europa que gustaba mucho, así que se decidió a prepararlo con las instrucciones que a sus oídos llegaron: de este pequeño experimento nació la particular y deliciosa almojábana campechana. Ella le pasó el conocimiento a doña Cele, quien desde los trece años y al lado de las faldas de su madre aprendió el oficio, amasaba a mano y horneaba en leña. Ella a su vez les enseñó a sus hijos, quienes hoy siguen con la tarea de deleitar los paladares de quienes transitan por la vía La Cordialidad.
A pesar de que don Roberto y doña Celedonia ya fallecieron, varios de sus hijos, con el liderazgo de Jesús, siguen comandando la empresa que les dejaron de herencia y que hoy en día genera 20 empleos directos y otros tantos indirectos. Los trabajadores son hermanos, sobrinos, primos y amigos de la familia Ortega Escobar. La jornada laboral en La Gran Parada comienza a las dos de la mañana, cuando llegan los panaderos a amoldar la masa ya madurada y refrigerada días atrás. Las almojábanas se amoldan por medio de una máquina industrial y los panecillos a mano, como lo solía hacer desde el principio la mamá de doña Cele. Los encargados del horno son expertos en mantener la temperatura adecuada con la leña precisa y, con una destreza inigualable, meten y sacan cada cinco minutos bandejas llenas de estos exquisitos productos en los cuales se invierten más de cinco toneladas de maíz y tonelada y media de queso especialmente traído desde Fundación, Magdalena,
cada semana. Los productos, luego de ser enfriados con ventiladores, son retirados de las bandejas y empacados a mano, para posteriormente ser distribuidos a diferentes repartidores que hacen fila tras una pequeña ventanilla del mismo lugar.
Esta microempresa fue ganadora del premio al mejor emprendimiento del SENA, por lo que recibieron ochenta millones de pesos, con los que planean expandir el negocio.
Su objetivo es tener franquicias en diferentes centros comerciales de la región.
Desde Autopistas del Caribe queremos felicitar a Jesús y a sus hermanos por mantener vivo el legado de su madre, doña
Celedonia Escobar de Ortega, y por arraigar los conocimientos ancestrales de sus antepasados. Gracias a esto, los habitantes
de la región y visitantes pueden seguir deleitándose con el sabor de las almojábanas llenas de historia y amor.
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